
Por Djallal Malti (AFP) –
AL RAM, Cisjordania — Con las gradas de un estadio engalanado llenas de fervientes hinchas, las internacionales del fútbol palestino recibieron el lunes a sus rivales jordanas para disputar su primer partido como locales disfrutando de 90 minutos de cuasinormalidad.
"He venido a animar a las palestinas, es su primer partido aquí", decía entusiasmada Balqees al Rajub, de 11 años, llegada desde la vecina Ramalá con sus padres. "Me encanta el fútbol", añade la niña, que ya vio jugar al equipo masculino en ese mismo estadio Fayçal Husseini de Al Ram, el único recinto palestino homologado para encuentros internacionales.
En un distendido ambiente, unos 10.000 seguidoras, la mayoría adolescentes, se desgañitaban al grito de "¡Palestina, Palestina!". Algunas iban cubiertas con el hiyab, otras mostraban sus cabellos, pero todas agitaban con el mismo fervor sus banderas palestinas.
Llegaron desde toda Cisjordania en autocares fletados por las autoridades para asistir al partido amistoso organizado bajo la tutela de la FIFA, en presencia del primer ministro palestino, Salam Fayyad.
"La selección nacional palestina juega en casa, es un acontecimiento histórico", explicaba Wafa al Qadi, presidenta del club femenino de Jericó, rodeada de estudiantes de secundaria. "Es importante que puedan participar en competiciones deportivas de este tipo, como las mujeres de otros países. Queremos demostrar al mundo que somos un pueblo educado y desarrollado, gente normal y no terroristas y gente que lanza piedras". "Para las mujeres es una verdadera fiesta. Hasta ahora el fútbol estaba reservado a los hombres", añade Al Qadi.
"Jugar contra otro equipo es una forma de existir para nosotras. Eso muestra al mundo el verdadero rostro de nuestra sociedad", dice Dana Nasrala, de 17 años, que juega al fútbol en Tulkarem.
El fútbol femenino existe oficialmente en los territorios palestinos desde hace tan sólo un año, cuando el presidente de la Federación Palestina (PFA), Jibril Rajub, creó un campeonato de primera división compuesto por ahora por siete equipos. Pero, como el fútbol masculino, es de nivel amateur y carece de recursos e infraestructuras para progresar.
En las gradas, no faltan los comentarios machistas del público masculino cuando marcan un gol a las palestinas. Pero todos, hombres y mujeres, cantan al unísono cuando empatan de penalti, anotando el primer gol en casa de la historia del fútbol internacional femenino palestino. El estadio estalla de júbilo cuando las palestinas marcan el segundo, también de penalti. Pero el sueño de una histórica victoria se desvanece a cinco minutos del final, cuando la portera palestina deja escapar un balón jordano.
"No importa si perdemos, lo que importa es participar y ofrecer esta imagen al mundo", filosofa Louy Elayyan, un palestino de 20 años oriundo de Belén. "Es importante respaldarles porque son mujeres de aquí. Queremos vivir como todo el mundo, en una sociedad democrática y no bajo la ocupación (israelí)", insiste su amigo Nidal Ayyush.
De hecho, ni siquiera en los estadios se puede evitar del todo el conflicto israelo-palestino. En el descanso, por megafonía se podían escuchar fragmentos de discursos de Yasser Arafat, el histórico líder de los palestinos fallecido en 2004.
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